En una apuesta por mirar lo latinoamericano desde múltiples diálogos entre problemáticas emergentes y contemporáneas el Diplomado ”Cultura, política y sociedad en América Latina”, del Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, abre sus convocatorias para postulaciones hasta el 4 de abril.


Desde el propósito de facilitar el espíritu de discusión y el posicionamiento del conocimiento a través de la entrega de herramientas para entender el presente, es que su coordinador, el Doctor en Estudios Latinoamericanos, Matías Marambio de la Fuente (*),da cuenta de las visiones concentradas en este lugar de desarrollo clave dentro de las aulas -virtuales, para esta ocasión- de la Universidad de Chile.

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¿Cómo siente que ha evolucionado el CECLA en los últimos años? ¿qué destaca de las gestiones?

Hay varias cosas. Una de ellas es la aparición del diplomado, que es un tema relevante en los términos del perfil que adopta el Centro como un espacio que no es solamente de investigación especializada en temas de estudios latinoamericanos, sino que tiene una vocación hacia lo público.

Las temáticas instaladas han podido encontrar un cauce dentro del debate público de una manera mucho más fluida. Creo que hay una política clara de incidencia dentro del debate social de los distintos temas que aborda el Centro. Esto abrió un campo importante de debate en los que la comunidad del CECLA en su conjunto –tanto estudiantes como cuerpo académico- han posicionado ideas, lo que me parece crucial por parte de un centro de investigación de una universidad pública.

¿Qué tanto tiene que ver este proceso en la forma en la que se ha pensado el diplomado?

El diplomado ha ido evolucionando desde una suerte de espacio de síntesis, a partir de una serie de discusiones y conversaciones más especializadas del ámbito de los estudios latinoamericanos, realizando una introducción a las problemáticas contemporáneas de América Latina con un trasfondo histórico.

Si bien los contenidos han ido variando de manera gradual, hoy vemos que la clave es la entrega de herramientas para comprender la realidad latinoamericana contemporánea en un momento de mucha movilización social y debates.

Por otro lado, tiene la virtud de poder integrar modalidades distintas de pensamiento y de reflexión colectiva dentro de ese espacio de formación y por lo tanto, una de las de las cosas que estamos integrando al plan de estudio en esta ocasión, es la posibilidad de tener foros o conversatorios tanto con especialistas como con personas que realizan activismo en temáticas vinculadas a feminismos; luchas ambientales y por el modelo de desarrollo; militancias artísticas, entre otros (…) Intentamos combinar una formación de contenidos académicos junto con la difusión y la extensión de debates contemporáneos.

¿Siente que es un aporte o un problema el hecho de que el diplomado sea virtual?

Un diplomado como el nuestro es una oportunidad súper importante porque permite abrir la instancia a un espectro sumamente amplio de potenciales personas que lo puedan tomar.

Creo que también ayuda a la internacionalización de las actividades académicas, asumiendo que el Centro también es una manera o un espacio en que la Universidad de Chile establece puentes con otras instituciones latinoamericanas y también con un público latinoamericano en general.

Es importante para el centro tener esta instancia virtual como una forma de poner a prueba esta modalidad y ver cómo en el futuro se pueden desarrollar quizás modalidades híbridas, una virtual y otra presencial (…) también son instancias donde tenemos que ponernos a tono con esta nueva exigencia.

¿De qué forma se va hilando el relato sobre Latinoamérica y sus acontecimientos dentro de la estructura del diplomado?

Los módulos y los contenidos son presentados de una manera cronológica.

Creemos que hay una necesidad de que este sea un lugar de encuentro con personas que quizás no están hoy día en el espacio académico más especializado, pero que buscan actualizar sus conocimientos.

En este sentido, uno podría decir que el diplomado está intentando enlazar esta mirada histórica con el análisis político; cuáles son los principales factores; criterios de inclusiones; cambios o arreglos institucionales que se dan durante estos períodos históricos, pero también cómo la producción cultural de ese momento dialoga y no es algo que esté completamente separado del devenir social.

Finalmente creo que hay una apuesta de parte del diplomado que es pensar los estudios de la cultura desde una matriz que busque intersectar la política, la sociedad, la historia y la producción artística relevantes para leer cierto periodo.

¿Hay instancias en donde se vincula directamente el diplomado con organizaciones sociales?

En esta ocasión sí, lo estamos planteando a través de tres paneles. Tentativamente, para la primera versión estamos pensando en un panel de feminismo latinoamericano, después otro de medioambiente y desarrollo y un último que tiene que ver con intervenciones artísticas en la revuelta social o en un contexto de movilización.

Justamente lo que queremos hacer es poner en diálogo a personas que vienen del mundo del activismo y de la militancia social, con el público del diplomado pero también con el investigador.

Además, tener ese espacio de diálogo en donde podamos conversar de forma directa porque en muchos casos -y creo que una crítica bastante justificada que muchas veces las organizaciones sociales hacen del mundo académico- el mundo académico llega, hace trabajo de campo, investiga y luego produce conocimiento, y no hay una retroalimentación ni tampoco que una posibilidad para que esos movimientos hablen por su cuenta (…) es importante poner en valor sus saberes, porque en muchos casos se ha generado una dicotomía innecesaria en que la materia prima del activismo social está a un lado y su elaboración intelectual estaría por otro y eso ha sido criticado como una forma de extractivismo epistémico, que en este caso, nos interesa que la universidad cambie su forma de relación para poder debatir de igual a igual.

¿Qué es lo que más le llama la atención de los procesos de investigación de quienes entran al diplomado? ¿Hay alguna característica en específico?

Desde mi experiencia haciendo clases en el diplomado, creo que es un cuerpo bien diverso, lo que es una fortaleza. Por una parte, un componente importante son los estudiantes que están en su último año de grado, algunos haciendo su tesis, otros van en tercer año y les interesan estos temas y les gustaría profundizar en ello, sobre todo porque el diplomado provee de un espacio para el diálogo interdisciplinar (…) mucho de estas personas pasa por su propio quehacer profesional y la preocupación por hacer bajadas didácticas y profundizar temáticas. Además, las personas que toman el diplomado también nos van orientando para detectar temas emergentes que después nos puedan servir para ajustar versiones futuras del diplomado.

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Para más información sobre el Diplomado en Cultura, Política y Sociedad en América Latina, puedes encontrar los documentos y claves para postulación aquí.

Las postulaciones se encuentran abiertas hasta el 4 de abril, mientras que el inicio de clases es el próximo jueves 21 de abril de 2022.

(*) Matías Marambio de la Fuente. Doctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Chile (2019). Sus líneas de investigación abordan la historia intelectual y del pensamiento político en América Latina; militancias culturales; izquierdas latinoamericanas y estudios visuales y de la imagen.