Publicado originalmente por: Facultad de Filosofía y Humanidades el 28 de mayo de 2021.
Coordinado por Matías Marambio, doctor en Estudios Latinoamericanos por la U. de Chile, el programa ofrecerá reflexiones sobre la realidad de la región con acento en el debate social y académico sobre desde los grandes temas que recorren el siglo XX hasta emergentes y coyunturales como las disputas feministas y socioambientales.
Luego de un receso durante el primer año de la pandemia, 2020 que permitió reflexionar sobre las adaptaciones y los enfoques para la convocatoria en línea, el diploma propone acento en el vínculo entre la academia y los activismos. Sobre estas características y la mirada a la región en el marco de movilizaciones sociales y la emergencia sanitaria conversamos con su nuevo coordinador, el académico y activista Matías Marambio de la Fuente.
¿Cuáles son las características distintivas del diploma para su versión 2021?
En cada una de sus versiones este diploma ha intentado sintetizar las reflexiones del Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos (CECLA) sobre la realidad de nuestra región. Nuestra intención es ofrecer una mirada sobre un continente que es nuestro contexto geográfico e histórico inmediato, pero que solemos dejar de lado en el debate social y académico. Para este año nos interesa continuar y consolidar ese camino e ir incorporando temas emergentes que hoy marcan la agenda, como los debates sobre el ciclo progresista, la crisis ambiental y la crítica al extractivismo. A eso se suman algunas innovaciones en la metodología de trabajo y evaluación, para adaptarnos a la virtualidad.
¿Qué claves nos ofrece el estudio de la cultura, la política y la sociedad del siglo XX para comprender fenómenos como el estallido social, las revueltas de los pueblos en Nuestramérica y la pandemia por COVID-19?
Una hipótesis que nos anima en la comunidad académica del CECLA es mirar de forma más larga la historia y la cultura latinoamericana. Tomemos como ejemplo el feminismo. Es evidente que vivimos un ciclo de protesta feminista que es continental y que ha sido entendido como una real marea verde. Al contrario de lo que puede verse en algunos análisis, este es un fenómeno de arraigo profundo, tanto en los movimientos anti-dictatoriales como en las organizaciones de mujeres a inicios del siglo XX. El siglo pasado es un momento de tránsitos y transformaciones profundas que todavía tienen repercusiones hoy.
¿Qué experiencias te llaman la atención del ciclo de transformaciones que se está desarrollando en Chile y la región?
El protagonismo que han adquirido las disputas feministas y socioambientales, sin duda, muestran esta articulación de lo nuevo y lo viejo que mencionaba recién. Activan memorias de conflicto social y político que exceden las coyunturas actuales. De forma sintética, podría decir que el neoliberalismo tiene mucha capacidad de sobreponerse a sus impugnaciones, pero tampoco es invencible. Hay un mapa político y social muy móvil, en el que emergen experiencias que pueden llegar a funcionar de laboratorio para otras latitudes, tanto en el sentido progresista que parece dibujarse en Chile como en el ánimo autoritario que prima hoy en Brasil.
¿Qué rol tienen los activismos para pensar los estudios latinoamericanos y cómo se relacionan con la academia?
Desde el CECLA hemos ensayado hace tiempo distintas vinculaciones, individuales y colectivas, entre mundo académico y activismo, en especial con organizaciones indígenas, feministas, afrodescendientes y migrantes. Los estudios latinoamericanos en Chile y en la región tienen una tradición de figuras que transitan entre lo intelectual y lo político, desde José Carlos Mariátegui hasta Silvia Rivera Cusicanqui. Al construir organizaciones y movimientos, los activismos también producen sus propias formas de conocimiento. La universidad pública tiene que hacerse cargo de poner en valor esos saberes, dejarse interpelar por ellos, y ofrecer herramientas de análisis de la realidad, sobre todo en un momento como este.