Con el ensayo «Clásicos latinoamericanos. Para una relectura del canon. Volumen I: El Siglo XIX», Grínor Rojo, profesor del departamento de Literatura y del Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos (CECLA) de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, fue premiado con el Altazor en la categoría ensayo literario.

El premio Altazor es una distinción entregada a las artes chilenas en las áreas de artes literarias, artes musicales, artes escénicas, artes visuales y artes audiovisuales. El galardón se concede a los trabajos realizados durante el período de premiación tomando en cuenta la calidad, mérito artístico, innovación e influencia de la obra.

El profesor Grínor Rojo destacó la importancia de un premio literario entregado por sus pares: «Efectivamente se trata de un premio popular y con una impronta mediática significativa y a la que, por cierto, no estoy acostumbrado. Sin embargo, hay que rescatar respecto a este premio el hecho de que quienes votan son los pares. Esto es significativo dado que es un reconocimiento de gente que está haciendo cosas como las que yo hago en el país. Esa una característica que me parece rescatable y estimable».

El Altazor se entregó al primero de dos volúmenes dedicados a los siglos XIX y XX respectivamente. El ensayo «Clásicos latinoamericanos. Para una relectura del canon. Volumen I: El Siglo XIX» dialoga con cinco autores decisivos para la cultura latinoamericana: Simón Bolívar con la Carta de Jamaica; Andrés Bello con el discurso de inauguración de la Universidad de Chile; Joaquim María Machado de Assis con la novela «Los Alienistas»; Rubén Darío con Azul; y José Martí con «Nuestra América».

«La intención general del proyecto es la de preguntarle a estos autores clásicos qué es lo que nos tienen que decir hoy. La mía no es una investigación arqueológica, sino que es una investigación hecha desde hoy y entendiendo que se trata de textos clásicos, que trascienden la época en que fueron escritos y que, por lo tanto, pueden decirnos cosas con respecto a lo que nos está ocurriendo hoy.

Deliberadamente, de mi parte hay una intención de escribir para un público culto, pero no necesariamente un público compuesto por especialistas. Lo cual quiere decir que estoy tratando de escribir en una prosa que sea accesible y que renuncie a las especificidades de las disciplinas a menos que haya cosas difíciles que no haya sino otra manera de decirlas que con un lenguaje difícil. Pero por lo general, lo que trato de hacer es hablarle a un público culto y no necesariamente especializado», explica Grínor Rojo.

Para el profesor Rojo, el ensayo propicia un encuentro con el público aprovechando la versatilidad del género.

«El tratado es un tipo de discurso, sometido a ciertas reglas y dirigido a un lector especializado. Es un especialista hablándole a otro especialista. El ensayo, por el contrario, es un género abierto cuya caracterísitica fundamental es el «tanteo». Una búsqueda que en gran medida es intuitiva y que rodea, salta y juega con los protocolos con el fin de alcanzar cuotas de significación que el tratado no puede lograr. Personalmente me considero un ensayista, lo que yo hago son ensayos y me parece que el ensayo es fundamental».