«Un libro abiertamente político que va a ayudar a la sociedad a desprejuiciarse sobre el rol que han venido cumpliendo los pueblos originarios y afrodescendientes»

 

La edición a cargo de LOM es la primera en nuestro país, luego de ser publicado en Ecuador por editorial Abya Yala en el 2013 y en Cuba cuando fue reconocido con el premio Ezequiel Martínez Estrada de Casa de las Américas en la categoría ensayo en el 2015. Para la autora, esta puesta en circulación en su lugar de origen, desde el sur, tiene la importancia de pensarlo en la perspectiva del continente, en términos de una recuperación y con una intencionalidad. La presentación estuvo a cargo de María José Yaksic, de la revista La raza cómica y de Librería Proyección, y de Fernando Pairacán, miembro de la Comunidad de Historia Mapuche.

María José Yaksic, dio inicio a la presentación instalando el libro de la Prof. Claudia Zapata como una invitación a pensar temas complejos: la figura de los intelectuales indígenas, así como las continuidades coloniales, los proyectos de descolonización, de crítica y las diferencias».

“Por supuesto que es polémico trabajar la figura del intelectual, estudiando el marco de los movimientos indígenas”, señaló Yaksic, apuntando a que reconocerse como intelectual es hacerlo como una vanguardia. “En el caso de lo que Claudia está trabajando, es sumamente interesante poner el foco en el intelectual porque ella no lo hace con la figura del intelectual dirigente, sino con la del intelectual crítico”. Para María José Yaksic, la figura del intelectual crítico es central porque tendría las condiciones de poder presentar alternativas y lecturas críticas respecto de la oficialidad, tanto de los colectivos como de las instituciones. De las escrituras y las figuras intelectuales, destacó el foco por “el interés que tienen de interaccionar con la sociedad en su conjunto y, por lo tanto, poder disputar discursos y representaciones que no podrían estar dadas si es que esta producción escritural solamente estuviese concentrada en centros de investigación o en espacios que no fuesen de disputa de poder”.

Asimismo destacó el énfasis en la importancia de la autoría en la construcción de un discurso sobre la diferencia, lo que para Claudia garantiza la existencia de distintas posiciones, discusiones y desacuerdos.

Fernando Pairacán, por su parte, destacó diversos aspectos de la publicación. Por su condición de apuesta teórica, historiográfica y política; por su mirada trasnacional y el estudio comparado; por el trabajo con las mentalidades de los pueblos originarios; por el juego con las temporalidades y la memoria; y por el posicionamiento de tres vertientes indígenas del continente: el quechua, el aymara y el mapuche. «Es un libro abiertamente político que va a ayudar a la sociedad a desprejuiciarse sobre el rol que han venido cumpliendo los pueblos originarios y afrodescendientes en este proceso de volver a humanizar el continente».

También destacó la incorporación que se hace del pensamiento indígena como parte del proceso del anticolonialismo, como un pensamiento de la resistencia e insurgencia, «lo que modifica las relaciones de poder y hegemonía epistemológica al interior de la sociedad chilena. Acá el sujeto indígena habla y se representa a si mismo, su identidad es política y al serla es insurgente por la posición socioceconómica que ocupa al interior de sus propias naciones”.

El libro fue presentado por María José Yaksic, de la revista La raza cómica y de Librería Proyección, y de Fernando Pairacán, miembro de la Comunidad de Historia Mapuche.

Al finalizar, Claudia Zapata, académica del Centro de Estudios Culturales Latinoamerincanos y del Departamento de Ciencias Históricas, explicó que para ella el libro se inserta en una tradición de pensamiento crítico latinoamericano. «Es un marco teórico, por supuesto, la teorización producida desde el continente, pero también siento que esta corriente intelectual indígena es parte de, se inscribe en él. Creo que pensando nuestra localidad en este contexto, tiene un valor en sí”.

Entre los agradecimientos, dedicó el libro a “esta generación que está pensando y está levantando proyectos de construcción de conocimiento que no tienen cabida hoy, o que muy marginal y precarizadamente en las instituciones de la cultura como esta universidad”. En este sentido, dijo que aspira a «que puedan haber más académicos indígenas en la Universidad de Chile, por mérito, porque hay análisis potente, de fondo, político y porque aspiro a que cada vez más académicas y académicos sean intelectuales, y ahí defiendo absolutamente mi propuesta de entender al intelectual como un actor político.

Por Cristian Vergara