A un mes de la partida del filólogo y lingüista Gerald Taylor (1933-2020), como Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad de Chile realizamos este pequeño homenaje a quién, siguiendo a John Murra, ha realizado uno de los mayores aportes a los Estudios Andinos.
Al conocer la trayectoria de Gerald Taylor, desde sus primeros pasos en Australia hasta el día de su muerte, es imposible no emocionarse con sus fijaciones intelectuales, su amplio interés por los aspectos culturales de las sociedades del mundo, y por supuesto, su inigualable talento en el dominio de lenguas tan diversas como el ruso, el bengalí, el tibetano y el quechua.
Es increíble que, habiendo desarrollado una producción científica vital para los estudios andinos actuales, Taylor haya llegado a los Andes pasados sus 30 años de vida. Ello demuestra su enorme capacidad de trabajo, y también un olfato e intuición muy agudos, que le llevaron a interactuar con quienes terminan mostrándole el camino de la palabra enunciada entre los ríos profundos y las altas montañas de los Andes, en sus temporadas habitando los espacios de Colombia, Perú y Bolivia. Y como si fuera poco, también recorriendo Brasil encuentra una segunda lengua general sudamericana, el nheengatu, lengua oral de larga difusión emparentada con una variedad literaria fijada por escrito en el siglo XVI a la cual, junto a la lengua baniwa, dedica una parte de su obra.
En sus primeros viajes por los Andes toma contacto con figuras claves como el lingüista peruano Alfredo Torero y el escritor y quechuista boliviano Jesús Lara. Ambos investigadores fueron fundamentales en su introducción en el mundo de la lingüística y la filología andina. El investigador peruano le inocula su preocupación por la diversidad del idioma quechua, y lo invita a documentar una variedad norteña en Chachapoyas, investigación que finalmente constituye su tesis doctoral. Mientras el escritor boliviano le muestra la edición del Manuscrito de Huarochirí* que el filólogo italiano Ippolito Galante había publicado en Madrid en 1942 con una traducción al latín.
Siendo este su primer acercamiento a un documento excepcional, que en décadas posteriores fue fuente y estímulo de varias décadas de estudios de filología, sociedad, economía, cultura e historia andina de una manera integradora, detallada y profunda.
Adiós amauta, Shumaqlla aywakullay.
* El manuscrito de Huarochirí (también conocido como Runa Yndio Ñiscap) es un texto inédito y excepcional escrito en la lengua general quechua el que se relata de manera detallada descripciones sobre la relación entre seres humanos, animales, seres sobrenaturales y deidades en la provincia de Yauyos. Fue escrito en el siglo XVII, su autor es anónimo, pero se piensa que pudo ser un hablante nativo.
A continuación, dejamos algunas de sus 57 obras, más de 259 publicaciones, en 6 idiomas y 1,557 bibliotecas (worldcat.org):
1976 Camay, camac et camasca dans le manuscrit quechua de Huarochiri, artículo publicado en el Journal de la Société des Américanistes. Primer trabajo fruto de su investigación sobre el Manuscrito de Huarochirí.
1979 Diccionario normalizado y comparativo quechua: Chachapoyas-Lamas. L’Harmattan. Resultado de su investigación doctoral.
1987 Ritos y tradiciones de Huarochiri: manuscrito quechua de comienzos del siglo XVII: versión paleográfica, interpretación fonológica y traducción al castellano. Inst. de Estudios Peruanos. En coautoría con el historiador Antonio Acosta.
2000 Camac, camay y camasca y otros ensayos sobre Huarochirí y Yauyos. IFEA, Instituto Francés de Estudios Andinos ; Centro de Estudios Regionales Andinos «Bartolomé de Las Casas».
2003 El sol, la luna y las estrellas no son Dios… La evangelización en quechua (siglo XVI). Fondo Editorial PUCP.
2007 Amarás a Dios sobre todas las cosas: confesionarios quechuas, siglos XVI y XVII. IFEA, Instituto Francés de Estudios Andinos: Lluvia Editores.
Por Catalina Soto.